martes, 19 de febrero de 2013

PRIMER Y ULTIMO DESPLANTE EN EL HOTEL IMPERIAL DE SANTIAGO DE CHILE

El sol poniéndose tras la cordillera,
la luz que declina.
Flor de pasionaria en el parquet
y no te asesiné solamente
por la condena de prisión que me esperaría.
Con singular insistencia
nuestro amor de entreguerras.

Tu alma descalza en la linde del portazo,
tu pelo siempre recogido.
Un heladero narcotizado en bicicleta.
Las personas fueron hechas para ser amadas.
Un primer viaje y los litúrgicos escombros,
el delineador que te olvidaste,
el mapa de Santiago, los puentes quemados.

Decirte “inestable” es una generosa excepción,
un exceso semántico de dulzura.
Sólo por unos pocos minutos
pero los suficientes como para el quiebre.
Ríos que cantan como truenos.
Ya anocheciendo el asombro de la recepcionista,
la prostituta…

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