lunes, 26 de abril de 2021

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO

 

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY  (AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO

Irineo Croposky es un hombre de cuarenta y dos años, padre de un hijo de cinco años llamado David, y separado de la madre del hijo, llamada Sofía. Es cantautor y escritor de oficio, y trabaja como empleado público en la oficina de archivos del Ministerio de Agricultura. En su haber académico, obtuvo los títulos de Profesor de Música y de Economista.  

Después de años de transitar por distintos psicólogos, realizarse autoanálisis y estudiar psicología, logra hacer terapia continua por segunda vez en la vida, con la psicoanalista Margot.

Irineo sufrió el divorcio y abandono de su padre a sus cuatro años, junto a su hermana Dafne. Lo reencontró a sus diecinueve años y lo frecuentó durante tres, para alejarse definitivamente de él.

Su mamá Eloísa formó pareja paralelamente al abandono del papá de Irineo, teniendo él cuatro años, y se casó con Gustavo, quien tuvo dos hijos con Eloísa, y crió con mucho amor a Irineo y a sus hermanos.

Trece años antes de comenzar las terapias con Margot, Irineo empezó un derrotero por diferentes psicólogos, y se compró sus primeros libros de las Obras Completas de Sigmund Freud. También indagó en videos y artículos de psicología, que lo acompañaron en forma constante, entre la crianza de su hijo, la composición de canciones, las presentaciones de sus shows en vivo, la escritura de sus libros, los conflictos con su ex pareja, los altibajos con su propia madre, la rutina de su trabajo, y su interés por las ciencias, el teatro y el cine.

Las siguientes son recopilaciones de los autoanálisis de Irineo Croposky, basadas en sus estudios de psicología y las terapias con sus diferentes psicólogos, en el largo derrotero que significó la cura de su neurosis.

 

Sobre las “Representaciones inconciliables” y la “Suma de excitación”

_Mi aislamiento y negación como defensas pueden obedecer a la representación inconciliable de que mi madre me abandone –quedando expuesto al peligro que significaba la cercanía de mi padre-. Y a la suma de excitación (monto de afecto), que es el miedo a la llegada de mi padre y su violencia.

_Para desarticular el aislamiento y los síntomas, debo separar a la “representación inconciliable” de la “suma de excitación”, convirtiendo dicha representación intensa en una débil, y arrancándole el afecto que gravita sobre la “suma de excitación”.

_El “monto de excitación”, que es el miedo a la presencia de mi padre, opera muy profundamente desde mi inconciente, y es el que produce que yo me cierre, no tome la iniciativa en los vínculos, rechace propuestas de mis parejas o amigos, adopte la posición de “sujeto supuesto saber”, etc.

_Una representación inconciliable que me genera malestar es la de vislumbrarme como una persona muy sola a futuro cercano si no desarticulo los traumas de mi infancia.

Esta representación es consecuencia de otra representación mucho más intensa en su carga afectiva, que es el temor a la cercanía de mi papá, como situación peligrosa y permanente en mi vida.

                                                                             

El trauma de un “peligro cercano e insalvable”

_Al temor por el “peligro insalvable” que representó mi padre lo fui sepultando en mi inconciente a través de los años, y pocas veces afloró con la intensidad que tuvo durante mi primer infancia: por ejemplo, padecí temores fuertes cuando me perdía en el centro porque me enviaban mis padres a practicar hockey, solo y en colectivo, teniendo apenas nueve años. O con la separación de mi mamá y mi papá de crianza Gustavo, durante mi adolescencia. Ahora vuelve a surgir dicho temor con todos los percances de la obra de ampliación en el ex hogar de provisión a mi hijo David y su mamá Sofía.

_Evidentemente Jesús hizo aflorar aquel profundo temor al peligro insalvable de la cercanía de mi padre, porque yo le pedí que me ayudara a desarticular mi neurosis, traumas y síntomas hace algún tiempo. Este afloramiento de aquel miedo se produjo con dos acontecimientos externos:

1)   1) La mudanza de mi hijo y la madre del hogar que yo les proveí durante tres años, a una casa más alejada.

 

2)   2) Los percances de la obra de ampliación de dicho hogar

 A pesar de que ese temor profundo afloró pocas veces en mi vida, actuó más levemente desde mi inconciente mediante mis síntomas, negaciones, aislamiento, desarrollados con mis actividades creativas. 

_Mi provisión del hogar a mi hijo y la mamá estando separados, fue símbolo de mi propia incapacidad para convivir, producto del temor a mi padre y su violencia.

Durante los tres años de cercanía de mi hijo y la madre en el hogar que les proveí, descuidé el psicoanálisis por considerar que la vida en hogares separados pero más cercanos (estando separados legalmente con Sofía), más mis autoanálisis y estudio de la psicología, podían ser suficientes para curar mi neurosis y mejorar el vínculo con Sofía y David.

_Evidentemente yo negué defensivamente el horror de las escenas de violencia de mi padre aislándome y negándolas con pensamientos, para poder resistirlas cuando ocurrían frente a mí.

Esos traumas, síntomas y mecanismos defensivos los sostuve en soledad a lo largo de toda mi vida, y es allí donde fracasaron mis convivencias, parejas, bandas de música, ocupación por mi hijo y su madre del hogar proveído por mí, etc.

 

Los fantasmas fálicos y el rechazo de la castración

_En mis conductas de caprichos (por ejemplo de ausentarme del desfile de disfraces de la escuela, a mis siete años, porque un compañero tenía un disfraz de He-Man mejor que el mío de pila eléctrica, sin contar con la compañía de mis padres; o en mis aislamientos en el salón durante los recreos, sin salir al patio a jugar con todo el grupo al “Ladrón y policía”), se esconde un fantasma fálico, por la lógica de la castración no aceptada de que “los demás tienen a sus padres que los acompañan y yo no”; o “los demás tienen a su papá biológico y yo no”.

La consigna propuesta por mi analista Margot en la terapia de hoy fue la de pensar la falta de aceptación de mi castración en dos hechos que pueden ser sintomáticos:

1)     Intentar ser un padre bastante omnipresente con mi hijo David.

2)     No aceptar las carencias de mi papá y de mi mamá en el amor hacia mí.

_Esta falta de aceptación produce que yo adopte posiciones fálicas (hacia mi mamá, mi hijo David, su madre Sofía, etc.), tomando también la postura de “sujeto supuesto saber”.

_También en ciertas rivalidades con mi madre puede existir una identificación mía con el sadismo de mi padre hacia ella, y un reproche por mi propia castración no asumida de la pérdida necesaria de mi papá.


jueves, 15 de abril de 2021


 

ENGENDRARE AL FIRMAMENTO EN CANCIONES

La mañana me envuelve con su manto frío de apenas al nacer,

y la quietud desmayada de un crepúsculo encandila tibiamente los

ojos. Es que el amanecer ya derramó su tintura en los cielos.

 

Allá una orilla que supo de inundaciones e inmigrantes,

y su cabellera turbulenta siempre allá. Acá mi chispa que empieza

a desvirtuar su trayecto en el aire, cuando fluja y refluja el infinito

mar de vibraciones que la rodea.

 

Gentes cruzan y pasan en su maratón esquizoide por la urbe,

programados todos para tapar agujeros cuando, a la vez,

otros nuevos se hacen. Eso que el día recién destapa su hermoso

sexo virginal, cuando ellos lo dan por perdido.

 

Ella destella vagabunda entre gladiadores con pies de arena,

que luchan insaciables contra agujas que no pararán jamás.

Quizás algún día retrocedan solas. Ellos se desmoronan con

cualquier ventisca porque sólo eso es el tiempo, arena…

 

Acá, números en verdad, que perfilan como dardos al vacío.

Lágrimas detrás no cesando de caer del manantial y su espera.

Quiero yo beber toda tu lactancia de madre inmutable,

de niño que juega despreocupado de la muerte en su fantasía,

pronta a deshacerse con los años; de loco con su lata que es

mucho más que un perro, de jardín que cambia en instantes su

fachada hasta florecer y secarse y así…eternamente.

 

Pienso en engendrar todo el firmamento en canciones

ya que un suspiro entró por la ventana, acariciando mi rostro,

desvaneciéndose en entrecortadas imágenes, que solas se

acomodarán al juntarse.-

Matías Castagnino 


ESTOY INTENTANDO BRINDARLE A MI HIJO (LA CASA INAGOTABLE)

 

Estoy buscando y encontrando a medias las claves

para hacerle lo más liviano posible el pasaje a mi hijo

por esta cárcel alienante de la ciudad y del sistema,

lo alienante de la educación formal y del trabajo en

relación de dependencia.

Las luchas diarias para que el sueño de crear y dar mi arte

no se vuelva una pieza de museo, cuando la rutina,

la dispersión y el cansancio nos muerden los talones.

 

Estoy intentando darle a mi hijo mucho de lo que no

recibí de mis padres, ciudándolo de las sombras variadas

como quien contempla el amanecer frente al mar.

Las sombras de la pantalla hipnotizante, las fauces del

aislamiento traidor, las arenas movedizas de un mundo

viejo sin caridad ni filo celestial.

 

Confío en que todos estos movimientos luminosos

hacia el pequeñito y su madre, van a producir más

brillo que ácido, volcándonos también hacia la hueste

de los que trenzamos una conciencia de grupo generadora

del sustento vital y de la casa inagotable.-

Matías Castagnino 


ALGUNAS NEUROSIS JUNTO A MI NOVIA ODESSA

Cada vez que nos sacábamos de nuestras propias trincheras

de aislamiento, enseguida le pasábamos la cuenta al otro

con una guerra bastante álgida: o buscar pelos en la sopa

para estallar; o provocar con actitudes, etc.

 

Yo pretendía inconcientemente generar una pausa, un vacío,

un espíritu neutro y sin interacción con Odessa durante mi

aislamiento. Como pretender invisibilizarla para no verme

afectado por ella y amenazado ante la salida de mi trinchera

cueva, donde me sentía protegido.

 

Tus escaladas de violencia son la impotencia interna de no

sentirte comprendida, con la reactividad que eso produce en

vos. Sentir que no comprendo que ante supuestos aislamientos

o rechazos mìos, te ves nuevamente amenazada como cuando

eras niña, a quedarte abandonada por tu padre que viajaba o

por tu madre que nunca maternizò bien con vos, tratándote como

a una adulta cuando apenas eras una piba.

 

Al fin de cuentas creo que nos buscamos para contrarrestar nuestras

pulsiones de muerte o Tanatos, que son muertes muy especìficas,

Y nuestro organismo defendiéndose contra todas las amenazas de

muerte que no sea la que nos corresponde.

Yo te desviaba de tu pulsión de muerte natural (tu apego al trabajo),

y vos de la mìa (mi aislamiento), pero a costa de que Tanatos reaccionara

con agresión por ya no poder matarnos, y exponernos a lo nuevo

que cada uno nos proponíamos al otro.

 

Se trata de tolerar los embates mutuos de nuestros inconcientes,

que se turnan como en una guerrita para expresar lo mucho

que nos marcaron las parejas anteriores, el temor al abandono;

los descuidos de nuestros padres.

 

A veces me pone mal pensar que nuestro hijito estè viviendo

quizás con nuestras peleas, situaciones màs hostiles que los

niños refugiados o sometidos a la inmigración ilegal, que al

menos cuentan con el amor de sus padres.-

Matías Castagnino 


YENDO EN SENTIDO CONTRARIO A MI AGUJERO NEGRO

Mi agujero negro succionador fue el aislamiento social,

desde niño siempre ahí, u otras miserias derivadas de esa

cloaca, como la soberbia, la comodidad o la desconfianza.

La espera a que regresara mi madre del trabajo, o a recuperar

a un padre que de a poco se iba perdiendo, o la evitación

de la conflictividad entre ellos, fueron el caldo de cultivo

del pozo negro.

 

Muchos de los encuentros evitados con el prójimo, reemplazados

por una creatividad solitaria, no hicieron más que acrecentar los

canales de la muerte callada.

Todo camino en la dirección del agujero negro permitió un

beneficio secundario de lo más escaso y consumidor: invertir

mil de esfuerzo para obtener tres de ganancia, y el tiempo de

vida que se acababa mientras continuábamos empantanados.

 

Eso fue mi vida durante un largo período: la suma de titánicos esfuerzos

cosechando frutos mínimos; los errores de cálculo que nos dejaban

con los “premios consuelo” y la bastante mezquina ganancia

residual.

 

Llegaron distintas y menores las luces esperadas de la fama, o del título

universitario o de amores más idílicos en pareja.

El obstáculo siempre fue ese hueco, y los días que nos quedan

por delante tendrán sentido en la dirección diametralmente opuesta.-

Matías Castagnino 


DEL INTRINCADO DESENCADENAMIENTO QUE PRODUJO EN MI VIDA CORTAR LAZOS CON MI PADRE

Mi padre decidió volcarse para el lado de las sombras, y yo nunca màs lo vi.

De niño tenía la angustia de que los demás no comprendìan mi desesperación

ante los conflictos y divorcio de mis padres.

Una de las secuelas que dejó el doloroso divorcio de mis padres, por culpa de

mi papà, fue la dificultad para confiar en otros hombres a nivel de amistad

fluida, con los códigos de lealtad, solidaridad, preocupación por el otro,

soltura en las bromas…todas enseñanzas que me faltaron de mi padre.

 

Yo sentía como un desinterés en profundizar la amistad con cualquier persona;

quizás prejuzgando que como ya me había traicionado mi padre de pequeño,

iba a correr con igual suerte con quienquiera que echara raíces.

La sensación era la de estar en desventaja frente a otros hombres que habían

tenido la crianza de su padre, con esa sabiduría y comprensión que sòlo un

papà puede transmitir.

Me faltò el “venì hijo, descansà en papà y despreocupate que te cuido”.

Toda esa nebulosa que se generò en mì, de no poder manejar los códigos de

la confianza entre padre e hijo, por no ser mi padre de crianza mi padre biológico.

Aquèl tuvo una mayor rigidez en la educación hacia mì que hacia sus hijos

hombres de sangre.

 

Con casi todos los jefes tuve un vìnculo conflictivo y rebelde. Es evidente

que se debió a la falta de lìmites que no tuve de mi propio padre, y a prevenirme

de su irresponsabilidad y perniciòn, desarrollando un espíritu crìtico hacia

la autoridad.

Las fallas de la realidad me esperaban crueles ya desde antes de nacer, y ahì

surgió el valor al que me dispuse para nacer con vida y enfrentar una realidad

hostil y de carencias paternas. Nacì guerrero.

 

Seguimos el camino de la vida tres almas, comandados por mi madre y

embarcados a tormentas mucho menores.

Aprendì que existen determinadas personas a las que no es bueno a cercarse

ni por compasión, y que esa es la mejor manera de ayudarlos.

A veces me pregunto por el precio que deberè pagar por evitar el mal mayor

de frecuentar a mi padre, y si hay manera de suprimir el mal residual de esa

distancia, en esta vida.-

Matías Castagnino 

CINCO POESIAS QUE ME DEDICO MI MADRE DURANTE MI INFANCIA


 CINCO POESIAS QUE ME DEDICO MI MADRE DURANTE MI INFANCIA

EL GOZO DEL HIJO…

El gozo del hijo

comienza en el deseo,

en el simple anhelo

de llevarlo dentro.

 

Crece inmensamente

junto al movimiento tenue

de su cuerpo en el nuestro.

Galopa incesante

con sus golpes firmes, certeros,

testimonio indudable

de su vida en la nuestra.

 

Pero el placer

sigue en crescendo al dolor primero

y al último.

El llanto, la pelusa suave, la boca.

Todo es gozo supremo.-

 Roxana Itatí Latorre – 1978  


EL NIÑO CRECE…

El niño crece

sin preguntarme siquiera

si puede hacerlo.

Tan sólo sabe

de mi real gozo,

de mi ansiedad

por besar su cuerpo,

de mi inquietud

por rozar su rostro,

tibia carita de ángel despierto.

Mi niño crece

y crece la dicha

de poseerlo.

Mi niño,

¡cómo te quiero!

Roxana Itatí Latorre – 1978 


DIBUJO MIL CABALLOS

Dibujo mil caballos

para mi hijo

y él cabalga

sin montura ni miedo.

Invento mil historias

y él se integra

de la mano de un duende

al mundo nuevo.

Lo amo.

Lo dejo en el gozo de sus cosas.

Calmo su llanto si puedo.-

Roxana Itatí Latorre – 1979 


HIJO, TU SUEÑO ME SERENA

Hijo,

tu sueño me serena,

nada de lo tuyo,

ni tu bullicio,

me altera.

Hijo,

bálsamo hermoso

para todos los males del mundo,

lloro por ti

mientras escribo ansiosa este poema.

Llanto de gracia,

llanto sin penas.

Hijo,

cuando despiertes

voy a dar gracias una vez más

por tu presencia.-

Roxana Itatí Latorre – 1980 


UN HIJO ES HOY

Un hijo es hoy, de pronto,

una cosa rubia e inquieta

que aprieta incansable

mis rodillas:

la medida de su altura

en el universo.

Es un poema interrumpido varias veces,

con sus peticiones, sus besos

y un par de dedos pequeñitos.

Ajeno a mí

quiere ser mío por un rato.

Lo dejo.- 

Roxana Itatí Latorre