AL NACER, LA VIDA NOS PUEDE SITUAR EN UN LUGAR PEOR QUE EL DE NUESTROS PADRES E HIJOS
La
vida me puso entre una espada y una pared tan cínica
como
cruel. Mirando hacia atrás del paréntesis en la eternidad
que
son mis días, mis padres no vivieron ninguno de los dos
una
llegada al mundo dolorosa y en guerra constante como la mía.
Y
contemplando hacia adelante la grieta en la realidad, que es mi
existencia
y cualquier otra, a mi hijo le he brindado una luz e integridad que
en
esos primeros años me faltó por parte de mi padre, y que tanto
me
marcaron.
Creo
que solamente me salvó el amor que recibí del lado de mi
madre,
y el sentido de santidad divina que puede darse a cualquier
dificultad de la vida.
Matías Castagnino