miércoles, 14 de julio de 2021

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO














 LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA  DE LA  NEUROSIS DE IRINEO  CROPOSKY  (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO

El retorno del trauma de los temores muy bien reprimidos desde mi primer infancia

Actualmente, a mis cuarenta y dos años, y a siete meses de venir realizando un tratamiento psicológico de dos sesiones por semana, me ocurre que ante situaciones de bastante peligro en mi vida, me acechan temores profundos que venían incubados y muy bien reprimidos desde mi primer infancia, generados inicialmente por el vínculo hostil de mi padre hacia mi madre, siendo mi propia mamá quien me rescataba de esos pozos de miedo hacia mi papá. La realidad que yo experimentaba era la del temor a que mi padre asesinara a mi mamá o a mí, y esta sombra producía que se me complicaran los juegos y acciones, me generaba profundas preocupaciones, problematizando situaciones simples, y obstaculizando el goce y la alegría.

Si bien a lo largo de mi vida este temor afloró en momentos puntuales de peligro (por ejemplo cuando me extraviaba solo en el centro de mi ciudad yendo solo en colectivo a las prácticas de hockey, enviado por mi madre), fue dominado por mí gracias a la contención y estímulos principalmente recibidos de mi madre y de mi papá Gustavo. Pero actualmente, ante la amenaza de la ruina y bloqueo de la finalización de la obra de ampliación del ex hogar familiar que le proveí a mi hijo y su madre; ante este acecho por diferentes causas, volvió a recrudecer aquel temor muy bien reprimido. Y la persona en la que más logro apoyarme y más me ayuda para salir de ese estado, nuevamente es mi mamá, lo que me lleva a replantearme profundamente mis defensas, habilidades, focos de fe y entusiasmo, para valerme por mí mismo en mayor medida, y poder sobrevivir el día que ella ya no esté.

Por otro lado, a la vez siento cierto desamparo por parte de mi mamá y de Sofía (que son las dos mujeres más cercanas y queridas en mi vida hasta ahora), porque no me brindan su apoyo en aspectos importantes para mí (por ejemplo alegrándose con mi arte o negándose mi mamá a declarar como testigo a mi favor si hiciera falta un juicio de separación con Sofía). A esta situación indudablemente apunto a repararla con una nueva pareja que me brinde todo ese compañerismo, sin por eso cortar vínculos ni con mi madre ni con Sofía. Pero el punto es desarticular la causa por la cual se genera esa rivalidad entre ellas y yo, teniendo en cuenta que yo también la he generado con la negación a mi castración por parte de ellas, como así también la soberbia por la negación de ellas a ser castradas por mí.

El movimiento que generó la regresión de mi libido sobre mi propio yo, y con esto un narcisismo sintomático, fue el hecho de focalizarme en actividades intelectuales, racionalizar, aislarme y crear una imagen de mí mismo como defensa y negación ante el dolor del desprecio de mi padre, y su violencia hacia mi mamá. Este narcisismo produjo una gran cerrazón y aislamiento durante largos años en mi vida, llevándome a realizar actividades creativas y costumbres con mucha soledad, para fortalecer esa imagen propia como mecanismo defensivo frente a los temores hacia mi papá, muy velados en mi inconciente pero siempre presentes.

 

Sobre el vínculo con mi hijo David. Sus problemáticas y sintomatología

Desde el mismo momento en el que deseé tener a mi hijo David supe que en mi vínculo con él, estoy llamado a trascender todas las miserias que mi padre biológico tuvo hacia mí, al igual que las que tuvo mi mamá. Todo este tiempo de cinco años desde su nacimiento ha significado una lucha por no identificarme con dichas bajezas y dirigirme en sentido opuesto. Por ejemplo, no caer en los apoyos “a medias” que me ha brindado mi mamá, descuidándome en diferentes procesos, con provisiones materiales abundantes pero no tanto afectivamente y con dedicación de tiempo. Así es que actualmente debo yo esforzarme por asistir a mi hijo en los tratamientos que realiza con su fonoaudióloga, para no descuidarlo y delegarle dicha tarea a la madre o abuela, sumándole todas las demás clases de tratamientos y esparcimiento que hacen a su bienestar (natación, dentistas, fútbol, ingreso o retiro del jardín, paseos, compras de juguetes, etc.) Pero sobre todo debo evitar el desprecio que tuvo mi padre hacia mí, y la violencia y soberbia con que hostigó a mi mamá.

Mi hijo padece un leve retraso en el habla que lo imposibilita para expresarse fluidamente. Ante esto, tiene una tendencia a aislarse de los grupos de compañeros, genera juegos solo, produciendo así que decaiga su autoestima. El debe aprender a aceptar y cambiar sus decepciones por no estar a la altura de los niños de su edad en ese aspecto. También ese aislamiento solitario obedece a una identificación intuitiva que hace con mi persona, dado que yo también me apartaba de los grupos de compañeros en los cumpleaños, en la escuela, etc., producto de mis síntomas psicológicos históricos.

El famoso juego del “Fort – da” fue un descubrimiento que hizo Freud cuando presenció la simbolización que realizó su pequeño nieto arrojando y recogiendo un carretel en el momento traumático en que su madre partía a trabajar. Fue un intento de tramitar el alejamiento materno para elaborarlo psíquicamente, registrarlo simbólicamente y operar con él. El niño arrojaba el carretel y emitía el sonido “fort”; y luego lo recogía emitiendo la onomatopeya “da”, repitiendo muchas veces esta operación. Claramente el carretel que se alejaba, representaba a su mamá. Fue un enorme logro cultural que supo hacer para procesar la angustia de la pérdida materna por medio del juego, y la renuncia pulsional de aceptar sin protestar dicha ausencia.

A la vez, el pequeño se escondía del frente de un espejo, haciéndose desaparecer él mismo.

Es importante destacar la necesidad de que la respuesta del sujeto frente a la ausencia materna haya sido compartida, leída e interpretada por el Otro, dado que tanto Freud como su hija estaban presentes durante el juego del niño. De ese modo, supo ligar frente a lo traumático. La actividad psíquica de la ligazón le permitió atravesar la ausencia.

Yo logro comprender que en la separación y acercamiento de mi hijo David a los grupos de niños sin lograr una integración mayor, puede existir ese mismo juego del “Fort – da” pero tardío, en cuanto a no haber simbolizado bien los cortes y partidas de Sofía, desprendiéndose de sí mismo de una parte suya asociada a ella; sobre todo por ser Sofía muy apegada a él. Pero también esa falta de integración grupal es la simbolización de la necesidad de faltarle él al otro, como recriminación y resarcimiento de lo que le faltamos Sofía y yo a él con las peleas, la separación, la violencia, etc., repitiendo esa conducta para dominar su angustia. Esta conducta antisocial puede ser muy nociva y repetirse después en la escuela con falta de atención, salir y entrar del aula, tirar y buscar lápices, desconcentrarse, permanecer inquieto, etc., como intento de instalar una operatoria simbólica que le permita apropiarse de su lugar o situación. Es muy bueno que él pueda “vengarse” de nosotros para lograr simbolizar con sus ausencias, por ejemplo cuando nos dice ante nuestros llamados: “no voy porque estoy ocupado”. Ahí proyecta las ocupaciones que a menudo tenemos Sofía y yo (o nuestras discusiones), y que lo afectan.

En Sofía puede existir una no aceptación del rechazo de David hacia ella, generando una ruptura narcisista en ella, de ser la “madre ideal”, y reprimiéndola sobreprotegiéndolo, sin delegar o permitirse faltar. No se deben interrumpir los juegos de David ni de ningún niño, para que él pueda desarrollar fantasías más completas. El juego tiene la misma estructura que los síntomas. Si un niño puede dialectizar y simbolizar dentro del juego, no le va a ser necesario sintomatizar. Y si un niño tiene problemas en sus juegos, va a desarrollar síntomas. El juego no es una reproducción pasada del niño, sino una producción actual donde él manifiesta su subjetividad y soluciona problemáticas, síntomas, etc. El síntoma del niño da respuesta de lo que hay de sintomático en la estructura familiar.

Es bueno habilitar las producciones de los niños sobre temas oscuros como la muerte, o la violencia, porque así simbolizan algo real que los preocupa, les duele, etc. en estos “males” que los niños simbolizan, existe goce y deseo inconciente del niño, deseo que no estaría habilitado en el contexto familiar, y aparece de esta forma. Los niños también sienten perversiones (según Freud son “perversos polimorfos”), y es bueno que las simbolicen y expresen.

 Matías Castagnino 

sábado, 10 de julio de 2021

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO






LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA  DE LA  NEUROSIS DE IRINEO  CROPOSKY  (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO


De cómo me vi obligado a cambiar las actividades y procesos creativos en mi vida, para desarticular mi neurosis. La intensidad obsesiva en algunas actividades

La sublimación de mis pulsiones y libido mediante juegos diversos fue una constante en mi vida desde mi primer infancia, por ejemplo con juguetes, insectos, lecturas, escritura, instrumentos musicales, etc. y las fantasías generadas con estos juegos, también. Desde mi adolescencia, a los trece años y hasta comenzar a psicoanalizarme seriamente a mis treintaisiete años, yo tuve el hábito y conductas de volcar mi libido a creaciones intelectuales y artísticas tales como la composición de canciones, la escritura de literatura, la lectura, el estudio de las Ciencias Económicas, etc., sin realizar ningún trabajo psicoanalítico ni autoanalítico específico para la cura de mi neurosis, sino a partir de mis treintaitres años (sobre todo con mi formación teórica psicológica). Esto produjo que las actividades creativas artísticas, actuaran en parte como satisfacciones sustitutivas de otros síntomas míos.

Si bien yo volcaba mi libido hacia el exterior, lo hacía hacia objetos inanimados en mucha mayor medida que hacia las personas, porque en mi hogar no encontraba en mi madre ni en mi padre objetos de amor aptos y accesibles, ya que ellos no se predisponían a abrirse más hacia mí, jugar más conmigo, realizar actividades exclusivas conmigo, etc. Estas conductas y mecanismo de regredir mi libido hacia mi propio yo, produjo que yo desarrollara mucho las fantasías (tanto bellas como oscuras) y la imaginación, pero sin las habilidades para volcar dicha energía fluidamente en la gente, y sin medir mejor los procedimientos y complejidades para que determinados proyectos que yo imaginaba entusiastamente, tuvieran éxito y funcionaran en la realidad. Así, estas actividades quedaban a medio hacer, sin cumplir bien su finalidad. Por ejemplo, de las muchas invenciones que yo hacía construyendo artefactos y desarmando juguetes para construir otros, por la complejidad que estos nuevos artefactos requerían y me superaba para su funcionamiento, yo terminaba abandonando esa inventiva y dejando dichos armados sin finalizarlos. Y no contaba con el apoyo de mi padre para que me asistiera. La construcción de lanchas a motor, reutilizando los motorcitos a pila de autos o robots, son un ejemplo de esto. La adaptación de dichos motores, más la estabilidad necesaria de las lanchas, más el cálculo del peso para que no se hundieran, y de la hidráulica para que se propulsaran, eran sumas de actividades demasiado complejas que yo no dominaba, abandonando mis sueños a medio camino. A estas conductas y frustraciones con mis proyectos, las mantengo en parte al día de hoy, sin lograr profundidad ni efectividad en diferentes actividades y sueños. Por ejemplo con la masividad de mi arte, o el ejercicio de mi profesión de abogado, ni ciertas tareas en mi trabajo en el Ministerio. Existe un nivel de desfasaje parcial en mi vida, entre lo imaginado y lo concretado en la realidad, consiguiendo parcialmente mis objetivos. Y esto producto de calcular mal mi libido en las fantasías, volcada luego sobre objetos externos.

Otro mecanismo muy perjudicial de mis conductas es el de realizar actividades para lograr mis sueños obsesiva y compulsivamente, focalizando demasiado mi libido en ellos, sin diversificarla en otros objetos paralelos que me vitalizarían, renovarían, etc. Estas mismas obsesiones son las que me hicieron seguir una marcha ciega, descuidando a mis parejas hasta perderlas. Claramente detrás de dichas compulsiones se esconde la identificación con el narcicismo generado en mí por mi madre y sus exigencias perfeccionistas altas, y puede existir una identificación con el goce de la escena de mi padre copulando con mi madre, identificándome yo con él, y los altos niveles de intensidad sexual en esas copulaciones, y mi madre cediendo ante él. Esta misma cesión de mi madre es la que yo busco masajeando a Sofía estando separados, porque me produce placer y el beneficio secundario de la ternura y afectividad en el vínculo, evitando la frialdad y el odio ante nuestro hijo y entre nosotros (sería un “saber hacer con mi síntoma”, siempre que exista cierto consentimiento por parte de Sofía).

 

Sobre mis identificaciones con mi madre, el trastorno hacia lo contrario y el nuevo estilo de noviazgo que pretendo

Una de las razones del fracaso de cada noviazgo mío fue mi identificación con la crueldad, el desprecio y la presión que tuvo mi madre hacia mí durante mi crianza. A estos dolores que padecí durante toda mi infancia y pubertad, hasta liberarme más en mi adolescencia y adultez, busqué de descargarlos con cada pareja mía identificándome con esa figura hostil de mi madre, y realizando para eso el destino de las pulsiones del “trastorno hacia lo contrario”. Naturalmente, con cada una de ellas terminó el vínculo mal, dado que ninguna toleró demasiado esa posición pasiva y hostilizada a las que yo pretendí reducirlas, identificándolas con mi propia figura padeciente que sufrí durante mi infancia.

Esta identificación mía con mi madre también se manifiesta en repetir la actitud que ella tuvo conmigo desde niño en “ayudarme sólo al comienzo de algunas actividades”, pero no proveer su apoyo necesario con posterioridad, exponiéndome a peligros y dificultades ya desde mi infancia. Y a esta identificación la realizo, entre otros hechos, con ciertas parejas con las que apunto a iniciar una relación, y después me distancio u obstaculizo el vínculo para terminarlo. Con la crianza de mi hijo David debo luchar para no caer yo en esas conductas desprotectorias. El estado de una vinculación armoniosa, constante y duradera con mi hijo, con una nueva novia, con Sofía o con mi madre, debe ser algo natural y fluído, al igual que con mi jefe y compañeros del trabajo.

El nuevo estilo de noviazgo que pretendo es muy flexible y libre en cuanto a los tiempos y actividades, priorizando siempre la crianza de mi hijo. Por ejemplo una novia con encuentros semanales o quincenales, al menos hasta que mi hijo sea bastante más grande.

Yo cometo el error de buscar una pareja demasiado simétrica conmigo, en sus hábitos, estructura familiar, gustos, etc., sabiendo que una novia con un estilo muy diferente al mío se presta para conflictos y desunión. Así me sucedió con mi ex Sonsoles, quien era una mujer demasiado activa y ansiosa, lo que produjo que yo decidiera rechazar sus propuestas de salidas, siendo esto (entre otras causas) lo que llevó a la ruptura. Contrariamente a esas asimetrías, me sucedió con una mujer llamada Celeste, que a pesar de sintonizar muy bien en los estilos de vida y gustos, hubo un rechazo de su parte ante el primer encuentro que mantuvimos en el banco de una plaza, como clara manifestación de su neurosis histérica y falta de aceptación de su castración, narcisismo excesivo e ideal del yo, no siendo capaz de tolerar supuestas “fallas” mías, o discordancias con lo que se había imaginado previamente que yo era como persona, con las comunicaciones que mantuvimos en la redes sociales. Con lo cual concluyo que la solución para formar una pareja duradera, debería estar en el punto medio entre las simetrías, las asimetrías y la sanidad psicológica de la mujer que pretendo.

 

Acerca de mis estados de fe durante la cura

Después de varias semanas de altibajos emocionales, en los que atravieso angustias y llantos recordando momentos tristes de mi primer infancia, recién hoy, día once de mayo de 2021, logro sentirme con un mayor nivel de fe, como el de hace siete meses atrás, antes que surgieran los percances en la obra de ampliación del ex hogar familiar, con sus síntomas correspondientes. Calculo que esto ocurre por la acumulación de sucesos bellos, y discierno qué clases de conductas y vínculos me influyen positivamente, al menos en lo inmediato.

Todo comenzó durante el día de ayer, cuando busqué a mi hijo en el jardín y jugué con él en mi hogar. Luego de dejarlo con su madre, regresé a mi hogar y mantuve una llamada con mi amigo Pablo. Después me vinieron hermosos recuerdos de los recitales de Serú Girán y Fito Páez, en el año 1992 y 1993, que me lanzaron de lleno a mi oficio de músico. Ya durante el día de hoy, asistí a mi trabajo en el Ministerio de Agricultura, me compré un libro sobre parejas, mantuve buena comunicación con mis compañeros, contacté a diferentes radios y medios de Perú y Colombia por las redes, me comuniqué por teléfono con mi hijo, mi madre, y con mensajes con mi amigo Javier, y termino finalmente el día con la fe bien en alto.

A pesar de haber dormido entrecortado la noche de ayer por cierto entusiasmo, a esta fe creciente la experimento sin sentir ansias. Debo mencionar tres hechos positivos que me pueden haber sumado buena energía en el día de hoy:

1)   Decidí no dejarle el regalo de cumpleaños de mi mamá al portero del edificio, sino dárselo a ella en mano (justo se encontraba ausente)

 

2)   Decidí acercarme a mi jefe laboral para hacerle una consulta sobre un expediente, demostrándole interés en mi trabajo, y esto sin conflictos, como otras veces

 

3)   Logré realizar mis labores en la oficina sin sentir migrañas en mi hogar al regresar

 

A todo el trabajo de duelo que vengo haciendo, se le suma negativamente todos los cambios y alteraciones que produce la pandemia del Covid 19, que me genera mayor soledad y estancamiento, si no me administro las actividades, tiempos, energía, etc.

Desde que comencé las terapias de psicoanálisis hace cinco meses, le dedico mucho tiempo al autoanálisis escrito y pasado a mi P.C., para editarlos en un nuevo libro. Yo no creo que el mismo autoanálisis y transferencia me produzcan las angustias que padezco semanalmente con llantos, sino por el contrario, comprendo que esos estados oscuros ocurren por estar realizando el trabajo de duelo, y quitando parte por parte mi libido depositada en mi padre como objeto, desde que nací. Esta fijación al objeto que significó mi papá, que generó fantasías oscuras toda mi vida como desplazamientos libidinales hacia él, ocurre hacia el lado negro de lo que sembró mi padre en mí, con sus desprecios y hostilidades, y al trauma del temor a que asesine a mi madre y a mí. El espíritu generado por él en mí es el de las preocupaciones, pérdida de fe, complicaciones ante situaciones simples, falta de autoestima, que en situaciones extremas ha rozado la desesperación o pánico, como por ejemplo frente a los percances de la obra de ampliación del ex hogar proveído por mí a mi hijo y su madre; o siendo niño cuando me extraviaba en el centro de mi ciudad viajando solo y enviado por mi madre a las prácticas de hockey. Claramente mi duelo autoimpuesto hacia mi padre consistió primero en “matarlo” físicamente, al alejarme definitivamente de él y no frecuentarlo ya nunca más, cuando lo reencontré a mis diecinueve años. Y luego en “matarlo” psíquicamente, desarticulando y haciendo concientes las marcas qué él dejó en mí. Y uno de los puntos más importantes fue no proyectar con los temores inconcientes la figura mala de mi padre en otras personas o situaciones, ni convocar a los malos espíritus de las complicaciones y obstáculos por medio de las fantasías negras que remiten a él.

Paralelamente, mi mamá tomada como objeto libidinal de amor por mí, suele cumplir la función de alejar esas fantasías y espíritus negros, con múltiples estímulos, ayudas económicas y consejos que me brinda.

Por eso, mi trabajo de duelo consiste en desarticular las emociones y recuerdos inconcientes negros generados por mi padre, que los reprimí muy bien toda mi vida, hasta que mis síntomas hicieron insostenible dicha represión, como así también mis deseos incumplidos.

A la vez, compruebo que lograr una mayor fe, no siempre depende de la cercanía de mi hijo y su vínculo conmigo, sino por el contrario, esta aumenta a veces estando yo solo y realizando actividades creativas placenteras como escribir, hacer música, contactar medios de difusión, llamar a amigos, etc.

A dicho estado de mayor fe lo consigo con varios puntos de apoyo que puedo alternarlos según los días, y éstos son:

1)   Las visitas a mi hijo y su madre

 

2)   Mis autoanálisis, estudio de la psicología, creatividad artística y difusión de mi arte

 

3)   Las comunicaciones con mi madre y amigos

 

4)   La asistencia a mi trabajo

(Matías Castagnino) 

domingo, 4 de julio de 2021

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO


 



Los avisos que suele enviar Dios con males menores previniendo el mal mayor

Hace un año atrás me enteré de la sorprendente experiencia del cantante Franz Duval con la muerte, contada por él mismo en un programa de TV. Allí relató que cuando fue internado por una grave afección, permaneciendo en estado de muerte durante largos minutos, se encontró con una parte de su cuerpo dentro de un pozo oscuro y tenebroso, con rectángulos negros en la parte superior, desde donde se asomaban toda clase de bestias y monstruos. El se sostenía desde una plataforma, y debía luchar tenazmente para no caer en ese abismo. Luego de intensos combates contra esos demonios, incluso increpándolos, logró liberarse y sobrevivir, recobrando su conciencia y regresando a la vida.

Franz Duval contó que en su juventud había padecido un accidente desde un escenario, y en dicho programa televisivo se encontraba difundiendo su vuelta a los shows en vivo. Al cabo de unos dos años de su reaparición en público, fatalmente Franz sufrió un accidente durante un recital, cayendo desde una plataforma, permaneciendo durante semanas en terapia intensiva y finalmente perdiendo la vida.

Desde el punto de vista de la psicología, claramente puedo discernir en este suceso y otros tantos de mi propia vida lo demoníaco de las “compulsiones de repetición”, tal como las enseñó Freud, y sus tendencias hacia las pulsiones de muerte, de esa muerte específica que cada uno busca en forma inconciente. Yo, por mi parte, y haciéndome cargo de esas miserias repetitivas en mi vida, de las que tanto me cuesta despojarme, comprendo que el nudo traumático inicial se produjo en mí ya desde el embarazo de mi mamá, con la degradación que mi padre hizo de ella y mía, alejándose del grupo familiar (...)


Mi lógica de la castración no asumida

En mis conductas de caprichos se esconde un fantasma fálico por la lógica de la castración no aceptada de que “los demás tienen a sus padres que los acompañan y yo no”. Por ejemplo al ofenderme y ausentarme del desfile de disfraces de la escuela, a mis siete años, porque un compañero tenía un disfraz de He – Man mejor que el mío de “pila” que me había confeccionado mi papá, sin contar con la compañía de mis padres en ese momento, como todos mis demás compañeros sí la tenían. O mis aislamientos en el salón de la escuela durante los recreos, sin salir al patio a jugar con todo el grupo al “Ladrón y Poly”.

También en ciertas rivalidades con mi madre puede existir una identificación mía con el sadismo de mi padre hacia ella, y un reproche por mi propia castración no asumida de la pérdida necesaria de mi papá. Pero paralelamente a esto, también yo me revelaba ante determinadas dedicaciones que se me hacían, como esconderme cuando festejaban mis cumpleaños sintiéndome insatisfecho, porque yo consideraba que no se me había brindado ese cariño previamente. O sea, yo rechazaba la castración previa y real de mi madre de no dedicarme la suficiente atención personal, y aparte de ser hostil hacia mí, con diferentes conductas.

Debo eliminar los reproches inconcientes hacia mi mamá, asumir que tuve un mal padre por sus propias culpas, agradecer todo el amor que ella me brindó y al muy buen papá de crianza que me dio. Básicamente debo cambiar la lógica de “no tuve un buen padre biológico” por la de “recibí el milagro de la vida y una hermosa educación de mis padres”. Y también la falla en la inscripción del “Nombre del padre” con el discurso de “Irineo puede influenciarse y correr peligro por volverse un imprudente temerario como su papá biológico”, por esta otra lógica de: “fui muy bien cuidado y criado por mi mamá y mi papá Gustavo, recibí mucho amor y aprendí muy bien los límites y los peligros en mi vida”. Gracias a esta lógica es que obtuve grandes logros a lo largo de mi vida, como el nacimiento de mi hijo, mis títulos de Ciencias Económicas y Profesor de Música, las buenas inversiones que hice con mi dinero (la compra de mi hogar, mi auto, mis instrumentos); poder tener un vínculo cercano y fluido con Sofía a pesar de estar separados, etc.