viernes, 28 de mayo de 2021

LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO

 




La identificación que realizo hacia mi hijo con el niño despreciado que yo fui por mi padre

Con mi hijo David, a veces yo realizo una identificación con el niño despreciado por mi padre que yo fui, y esto ocurre desde que él era un bebé hasta ahora que tiene cinco años, produciéndome angustia. Este mecanismo claramente es señal de que el duelo por el abandono de mi padre biológico fue incompleto, y haber buscado a un hijo, felizmente me enfrenta a esa angustia y duelo.

Lamentablemente, el proceso de mi vínculo con él en el tiempo fue gradualmente de mayor distancia, y esto en buena medida sanó la relación con Sofía disminuyendo mucho la conflictividad con la firma del convenio de separación en mayo de dos mil diecinueve. Pero yo estuve y estoy disconforme sin lograr que David pase más tiempo y duerma en mi hogar, como lo hizo durante todo el dos mil diecinueve.

Mi objetivo con mi hijo es asistirlo en la crianza para que crezca íntegro, y generar un vínculo sólido y afectivo con él, para que a lo largo de toda su vida podamos compartir experiencias, tiempos, viajes, sueños, conocimientos; en fin, la vida misma como compañeros.

Yo compruebo que el mismo espíritu de intranquilidad para jugar tiempos prolongados con mis amigos, se me ha presentado también con mi hijo (aunque no siempre como una constante), y logré desarticularlo siguiéndole el ritmo a él, acrecentando los tiempos de juegos, siendo creativo en la variedad de estos juegos, ya que David mantiene la atención en ellos sólo por contados minutos. Cuando él se quedaba a dormir solo conmigo en mi hogar, ocurría que él no tenía suficientes ganas de realizar diversos juegos conmigo (por ejemplo pintar o mirar videos). Por lo que yo lo dejaba y me ponía a leer o escribir, y él se terminaba durmiendo. Mi intención es llegar al punto en que los dos podamos hacer tanto actividades juntos como individuales en el mismo tiempo y ámbito compartido.

Con su mamá, por el contrario, él sostiene mayores períodos de tiempo jugando solo, sin dormirse ni aburrirse. Pero lo importante es que a la confianza y entendimiento la logro, y él me demanda esta dedicación directamente (me pide jugar, me llama para que lo acompañe, etc.)    

Visitar a mi hijo y su mamá me levanta el ánimo, me permite ver con fe mis problemas y proyectos a futuro, y a pesar de regresar a mi hogar y encontrarme solo, me ayuda a eliminar mis preocupaciones, dándole lugar a sentimientos de goce. Este goce, a su vez, puede transformarse en ansias si no lo limito. También junto a mi hijo puedo reflexionar más profundamente en mis problemas generales y psicológicos, y experimentar escenas familiares que a veces esconden conductas sintomáticas mías.

 

El “gasto inútil” y “lo retentivo” en las neurosis

Mi posición retentiva respecto del objeto de mi casa, en verdad es la conducta de sostener mi narcicismo y retracción de mi libido, mediante el síntoma de mi aislamiento solitario, llenándolo con producciones artísticas e intelectuales, y es la ilusión de poseer el falo en eso.

Al “gasto inútil” neurótico lo desarrollé en mi vida como consecuencia del aislamiento y de que por la falta de habilidades sociales (vuelco de la libido hacia las personas), no se cumplieran diferentes deseos que tuve (como formar una banda estable solista mía). Las oportunidades y puertas que no se abrieron con la música, con mis proyectos solistas, produjeron que gastara inútilmente tiempo y energía en caminos diferentes, como la carrera de abogacía o las bandas de tango y comerciales que formé, también para cumplir con mi deseo de obtener ingresos económicos con mi oficio de artista.

La defensa de fondo que sostuve inconcientemente con mi aislamiento y negaciones fue el temor a ser asesinado por mi padre, y en forma secundaria, el rechazo al desprecio de mi madre hacia mí.

Estos síntomas fueron la manifestación de mi narcicismo, como consecuencia de la retracción que realicé de mi libido hacia mi propio yo. Y esto producido por los desprecios, tanto paternos como maternos, sin aprender a volcar y hacer circular mi libido hacia la gente.

Con ambas posiciones (la retentiva y el gasto inútil), me consumí inútilmente como sujeto, me agoté, quedé girando en torno a una nada que en parte me satisfacía sin poder darle curso al acto de mi deseo, y lo único que gané fue la creación de una pérdida.

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