LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO
El
sepultamiento inconcluso del Complejo de Edipo, el “fantasma de la escena
primitiva, el “fantasma parricida” y la falta de amor correspondido
En mi historia existió una insuficiencia en la salida
del Complejo de Edipo hacia mi papá Gustavo y mi padre biológico, que es el tercer
tiempo de dicho Complejo, o su sepultamiento, y se da con la identificación del
niño con el padre.
En dicha salida, los “títulos de virilidad” quedan
guardados en el bolsillo del niño para ser usados en su pubertad. Yo tuve una
parte de esos títulos, pero los intenté usar fallidamente, producto de una
insuficiente identificación y dedicación de mi papá Gustavo hacia mí. Por
ejemplo rindiendo mal el examen de ingreso en la escuela secundaria Politécnica,
en la que mi propio papá se recibió y siempre la recordaba con orgullo.
Esta conflictividad con mi virilidad es la que en parte
no me permite tener parejas estables, no conseguir ingresos económicos fuera de
mi trabajo en el Ministerio, haber sido un mal líder de mis bandas de rock, ser
inseguro para conquistar ciertas mujeres, no haberme sabido integrar a equipos
deportivos, y en general no asumir una posición de compromiso solidario en
algunos grupos cuando me lo han demandado.
Una causa importante de mi insuficiencia en la salida
del Complejo de Edipo hacia mi padre, y la buena inscripción del “Nombre del
Padre”, fue que no simbolicé bien ni realicé un buen duelo por la pérdida
necesaria de mi papá biológico. Seguramente realizar buenas terapias de
psicoanálisis infantil me hubieran ayudado mucho.
A pesar de esta carencia, yo establecí un buen lazo
libidinal con mi papá Gustavo, al punto de que cuando se separó de mi mamá, a
toda esa libido la regredí sobre mí mismo, produciéndome todos los síntomas y
trastornos que padecí en el año 1994, que me produjeron un desmayo frente al
curso de mi escuela secundaria, dando una clase, y una semana de ausencia por
tener la mente “en blanco”.
Fueron muchas las actividades y enseñanzas transmitidas
por él, y con mucho amor. Desde enseñarme a tirarme de cabeza al agua en la
pileta del Rowing club, hasta las largas sobremesas con diálogos y cigarrillos
que manteníamos durante mi adolescencia.
Esta carencia de mi virilidad me produce una falta de
autoestima generalizada, y también se manifestó cuando no generé los suficientes
juegos con David en mi hogar cuando él se quedaba a dormir solo conmigo,
produciendo que él se durmiera mientras yo continuaba con mis actividades. Yo
debo cultivar una mayor seguridad e involucramiento en la crianza de David y
vínculo de él conmigo.
_Si el deseo del niño por la madre en el Complejo de
Edipo, nace impulsado por el deseo del padre hacia el niño; en mi caso, al
haber cortado mi padre su vínculo conmigo desde que nací, ese amor mío hacia mi
madre puede haber sido insuficiente, débil e inhibido.
Tal vez ahí radique mi falta de involucramiento y mayor
deseo con mis parejas, y por eso no me duren ni se genere el amor
correspondido.
_Otra consecuencia del abandono de mi padre en mi niñez
es no haberlo podido asesinar simbólicamente, para luego amarlo e identificarme
con él. Este Este asesinato simbólico es necesario, porque aún un padre
“mítico” (que no exista en la realidad), se impone en el pensamiento del sujeto
como agente de fustigación, por lo tanto de seducción, y por lo tanto del parricidio.
_Mis conductas lujuriosas y de múltiples búsquedas de
mujeres, están vinculadas a la resistencia a focalizar en una sola mujer con
quien entablar una pareja estable, generando así deseo por esa mujer,
enamoramiento y un vínculo que me permita desarticular mi “fantasma parricida”.
Involucrarme con una mujer formando una pareja, implica
matar a mi padre en lo simbólico para después hacer las paces con él, algo a lo
que él se negó y no permitió. Con lo cual debo “inventar” esa madurez y
reconciliación interna mía con mi padre, para poder estar bien en pareja.
_Como consecuencia del desprecio y alejamiento de mi
padre en mi infancia, también me faltó la continuidad en el “fantasma de la
escena primitiva”. Este se basa en las relaciones sexuales entre padre y madre.
Cuando el padre copula con la madre, alivia al hijo de ser el falo de la madre,
y de la culpa (o temor al desinterés de la mamá), que puede generarse en el
hijo por salir de esa posición fálica.
A su vez, en el inconciente del niño, la madre es
castigada por el padre al copular, por recibir el falo.
_En el “fantasma de la escena primitiva opera la
conjunción entre:
1) 1) La angustia de castración de la madre por
el padre (y el espanto del hijo al descubrir que su madre no tiene pene)
2) La castración por parte del padre, al hijo
y a la madre
La
finalidad del psicoanálisis
Hoy Irineo me preguntó acerca de la finalidad de todo
el tratamiento que estábamos llevando adelante. A lo que le respondí que él
debía lograr que en su realidad se cumpliera la misma función que la cura
psicoanalítica. En dicha cura, la libido se encuentra bloqueada por los
síntomas y las representaciones inconcientes.
Luego, la libido se desplaza a la transferencia del
síntoma, del paciente al analista. Después, la cura misma funciona como
satisfacción sustitutiva del trabajo del inconciente en la transferencia,
convergiendo “sentido y satisfacción”.
_Después de desasir así el síntoma neurótico, se trata
de desasir la transferencia, o sea, el síntoma analítico. Para esto es
necesario que la investidura pulsional del síntoma llegue a conjugarse con la
investidura que vela el fantasma fundamental.
Se trata de que ni la libido parcialmente liberada, ni
la terapia, funcionen sólo como “satisfacciones sustitutivas”. Sino de
desarticular todos los síntomas y al fantasma fundamental, para que la libido
fluya en forma constante.
La libido puesta en el psicoanalista debe regresar al
sujeto para disponer de ella y decir en qué objetos del mundo exterior la va a
colocar, sin que genere conflictos psíquicos, para no repetir nuevamente el
ciclo.
La
consecuencia de la falta de acompañamiento cercano de los padres hacia los
hijos
Irineo me confesó espontáneamente al comienzo de la
terapia de hoy:
_En muchos fracasos de mi vida ocurrió la situación de
que mis padres no estuvieran a mi lado acompañándome ante acontecimientos en
los que los necesité. Por ejemplo en las prácticas y partidos de hockey (con
los viajes traumáticos que yo debía hacer en colectivos, perdiéndome en el
centro de la ciudad). O en el desfile de disfraces en la escuela primaria, para
el que mi papá me diseñó un hermoso disfraz de pila, y yo me retiré enojado a
mi casa porque había un compañero con un disfraz de He-Man que era mejor.
O en las prácticas de natación en la pileta climatizada
del club Náutico (a mis once años); o en los cursillos y al rendir el examen de
ingreso al Politécnico.
_En todos estos actos de descuido por parte de mis
padres, sucedió que ellos me estimulaban para que yo emprendiera las
actividades, e incluso me proveían los materiales. Pero no me daban su apoyo
con el acompañamiento necesario durante cada actividad.
_Esta soledad que yo padecí produce que ahora en mi
adultez, yo no pueda disfrutar, hacer valer y agradecer bien la buena crianza y
el amor que sí me dieron mis padres.
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