Las consecuencias del desamparo de mi padre – Retracción de la libido y narcisismo
La gran afectación que sufrió mi autoestima fue
producto del desamparo de mi padre desde que nací; con los temores, angustias e
inseguridades que me marcaron al día de hoy por no contar con ese apoyo propio
de un papá, y el miedo de no poder salir adelante en la vida, siendo que él nos
abandonó junto a mi madre y mi hermana como grupo familiar.
Ese temor a “no poder salir adelante” se vio reflejado
en múltiples aspectos de mi vida y fracasos, como: mi ineptitud para integrarme
en grupos humanos (como mis compañeros de la primaria, o el curso de la
secundaria de la que me terminé yendo al terminar mi tercer año, o mis
inseguridades para conquistar, cortejar y sostener noviazgos, etc.)
El desamparo doloroso de mi padre produjo que yo
sostuviera la creencia de ser débil, estar desprotegido, y ser inepto para
determinados desarrollos, y así que retrajera mi libido gradualmente de las
personas, y la volcara en mi yo; siendo notable cómo lo hice con el gran
acrecentamiento que siempre tuve de mis fantasías, tanto luminosas como
oscuras, pero que me perjudicó realizarlo de esa forma. Por ejemplo, con los
enamoramientos platónicos que tuve desde mi pubertad, que fracasaban al
intentar concretarlo con las mujeres con las que yo fantaseaba. O imaginando
grandes peligros cuando en verdad no existen, inhibiéndome en la toma de
decisiones.
A la vez, el narcisismo que generé al retrotraer mi
libido sobre mis fantasías y objetos, puede ser un mecanismo creado como
defensa en mi primer infancia, ante la violencia de mi padre hacia mi madre
frente a mis ojos. Yo padezco un malestar histórico por la salida de mi zona de
confort y apertura a momentos sociales que implican un vuelco de la libido
hacia personas. Este malestar suele ocurrir al generarse encuentros en
horarios, lugares o actividades distintas a las que son de rutina. Por ejemplo,
al visitarla a mi mamá caminando por la tarde; o al dormir en la semana con mi
hijo en la casa de su madre para llevarlo al dentista a la mañana siguiente.
Claramente, para ejercitar y crear la red de vínculos sociales que deseo, debo
practicar el vuelco de la libido en personas según mis intereses, y sabiendo
que toda esta inteligencia social no es un proceso automático ni pronto en el
tiempo. Dicha red me va a ser muy útil como oxigenación cuando me ponga de
novio, y la vengo cultivando con acercamientos, atenciones (como los saludos
para los cumpleaños de amigos) y desarticulación de prejuicios (como hacia mi
mamá), desde hace varios años.
Sobre
la elección de caminos complicados en mi vida
Históricamente yo he elegido caminos complicados en mi
vida, como consecuencia de las sobreexigencias de mis padres desde mi infancia,
y en diferentes casos esto me ha traído consecuencias malas. Por ejemplo, la
compra del ex hogar familiar proveído a mi hijo, que por lo vieja y abandonada
que estaba, me implicó enormes esfuerzos, tiempos, energía, dinero y peligros
para refaccionarla y luego para ampliarla.
También esta inclinación por las dificultades es una
marca inscripta en mí por el trauma del desprecio y la violencia ejercida por
mi padre desde que nací, sobre mi familia; el cual fue la complicación más
grande que padecí en mi vida.
Con la elección del arquitecto errado para la
ampliación de dicho hogar, y el cambio por el nuevo arquitecto ya conocido por
mí, existió una identificación del primero con mi padre biológico, buscando el
apoyo que mi papá nunca me dio, y también al ocupar él el lugar de amenaza real
con sus fracasos y descuidos que me perjudicaron, y que gracias a mi previsión
no fueron mayores. Quizás al segundo arquitecto tendí a identificarlo con mi
papá de crianza Gustavo, proyectando en él la salvación que significó de la
situación difícil y dolorosa en la que nos encontrábamos junto a mi madre y mi
hermana, bajo la amenaza de mi papá biológico.
Estas dos identificaciones sucedieron en el contexto de
ser mi madre quien aportó la mayor parte del dinero para la compra, refacción y
ampliación de dicho hogar, como protección hacia mí por la situación complicada
en la que me encontré al tener un hijo con Sofía, sin saber convivir con ellos
y estando obligado a proveerles una casa familiar.
La violencia de mi padre biológico hacia mi madre aún
durante su embarazo mío, complicó mi vida con un peso desde antes de nacer. Sin
dudas que a esa escena la he repetido a lo largo de toda mi vida hasta el día
de hoy, con proyectos e iniciativas que coherentemente debían ser más sencillos
de concretar, y al llevarlos a la realidad se complejizaban sin ninguna razón
ni posibilidad mía de prevenir tales problemáticas. Por ejemplo: mi carrera
universitaria de economista que duraba cinco años, la realicé en diez, por las
muchas veces que rendía mal diferentes materias. O con la obra de ampliación
del ex hogar familiar, que por los múltiples descuidos del arquitecto se
prolongó mucho en el tiempo, me ocasionó afecciones en mis emociones y cuerpo,
y se encareció bastante, siendo la demolición del balcón construido por él que
no cumplía con las medidas ni con la resistencia reglamentaria, y los pisos
inconclusos de colocación, todo un gasto extra que debí afrontar a mi cuenta.
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