viernes, 25 de junio de 2021

NARRACION ORAL "LA ROSA DEL DESIERTO" - DEL LIBRO "ESCRITOS DE LA GESTACION DE MI HIJO" - MATIAS CASTAGNINO



LA ROSA DEL DESIERTO (NARRACION ORAL)

Cuenta la historia que hace algunos años, el viajante Erdogàn fue enviado en una misión, desde un extraño lugar del espacio, a una región del planeta Tierra llamada “Pantano Triangular Sur”. Quien lo envió fue un viejo amigo suyo de nombre “Luz Mayor”, y esta misión consistìa en la difícil tarea de encontrar algo muy pero muy valioso: la Rosa del desierto (Narrador toca la armònica).

Fue entonces que Luz Mayor le escribió en un papel las instrucciones a seguir para encontrar la Rosa. (Narrador saca un papel de su bolsillo y lo lee)

“Querido Erdogàn: después de tantos años esperando por la realización de esta gran misión, de la que sos protagonista, tengo el gusto de enviarte con la esperanza de que la cumplas. Como lo vengo haciendo desde que tengo memoria, con tus pares, debo recordarte que la meta es encontrar la Rosa del Desierto y que tenès que estar muy despierto, porque existen múltiples desvíos y trampas antes de llegar a ella; y por su condición de ocultamiento. Recordà que la Rosa està y desaparece; cambia de aspecto constantemente; tiene bellos pètalos y aroma, pero también espinas. Porque eso es lo que ocurre con esta flor: la tenès y la perdès, para después volver a encontrarla; te deja su aroma y desaparece como una brisa suave de primavera. Erdogàn, tenè presente que todos los que te encuentres, de alguna manera también están buscando la rosa (aunque no lo sepan), porque ella es múltiple y puede estar en muchos lugares a la vez.

Te dejo un gran abrazo, y aunque hayamos perdido comunicación yo te observo siempre desde el Jardìn Resplandeciente. Tu amigo Luz Mayor. Ah, me olvidaba: acordate que la Rosa y yo somos socios desde hace muchiiiisimo tiempo”

 

Asì fue que el viajante Erdogàn emprendió vuelo en su nave interestelar y se llevò en el bolsillo las instrucciones de su amigo Luz Mayor para encontrar la Rosa y devolverla al lugar de donde èl había venido, y donde también vivía Luz Mayor. Ese lugar se llamaba el Jardìn Resplandeciente. Descendiendo por el túnel galáctico aterrizò…mejor dicho se estrellò sobre una terraza del Pantano Triangular.

(Narrador toca la armònica).

Sin salir de su asombro, el viajero Erdogàn bajò de esa terraza y salió a recorrer las calles de la ciudad pantano, preguntandosè una y otra vez sobre las recomendaciones que Luz Mayor le había dado en la nota. ¿Cuàles serán las múltiples trampas para encontrar la Rosa?; ¿còmo es posible que la Rosa aparezca y desaparezca?, se preguntaba…

-Entonces voy a tener que agarrarla muy fuerte y guardarla bien tapada en un frasco, para que no se me escape- pensaba mientras comìa un alfajor galáctico.

Y en eso que estaba pensando, de arriba de un árbol se le apareció un enorme orangután.

-¿Què hace usted por acà?- le preguntò el mono sorprendido.

-Yo estoy buscando a la Rosa del Desierto ¿Y usted quièn es?

-¿La Rosa del Desierto? ¿Pero què clase de rosa es? – dijo el mono.

-No sè amigo, eso es lo que me encargaron – respondió Erdogàn

-Bueno, vea, no creo que en este pantano sombrìo pueda usted encontrar nada parecido a una rosa, porque acà lo que más abunda son esos jóvenes descarriados que no se han sabido adaptar a las reglas del pantano Mire: ellos no son gente como uno, y a usted este lugar no le conviene. Yo debo irme rápido porque en…(el orangután mira su reloj) quince minutos empieza la promoción de seis bananas (el orangután marca el número con los dedos) al precio de una en el shopping, pero recuerde: este lugar no es para usted – le contestò el orangután.

Y asì, sin màs comentarios y sin saludar, el orangután urbano siguió su camino rumbo al shopping, dejando confundido a Erdogàn (Narrador toca la armònica).

¡Què raro es todo acà!, se decía Erdogàn entre sorbo y sorbo de jugo interestelar, sentado en el banco de una plaza inundada. Y mientras reflexionaba, vio acercarse algo que parecía un titiritero de cristal (Narrador mueve los dedos como un marionetista), y una aspiradora con una pantalla y un tubo (Narrador hace gesto de aspiración con manos y onomatopeya).

-Disculpen, buenos hombres…estoy perdido en este pantano ¿Podrìan indicarme què camino debo seguir para encontrar la Rosa del Desierto?

-¿La Rosa del Desierto?, preguntò la Aspiradora… -Ah, sì, esa rosa huidiza y rebelde. Yo soy la Aspiradora Satelital y mi trabajo en este Pantano consiste en aspirar del tiempo y del espacio a los habitantes, por medio de mi pantalla, así sea por unos pocos minutos. En una época tuve a la Rosa como amiga y compartíamos tiempo, pero luego ella me aburrió y la abandoné, porque el trabajo de aspiración que hago para mi jefe, el Titiritero de Cristal (lo señala), es más importante.

La última vez que la vi estaba en el umbral de una casona abandonada, al final de esa calle.

 

Fue entonces que el titiritero de cristal dio su opinión acerca de la Rosa y dijo:

-A mì nunca me interesò la Rosa. Siempre preferí el Totem dorado. Yo muevo los hilos para hacer mis negocios, acà en el pantano y en otros pantanos también. Yo presto dinero por tres y cobro por dosmil tres. Juntos a mis amigos, jugamos en la ruleta del Totem dorado y le rendimos culto y pleitesía, calificando a los pantanos con la mala nota que se merecen. 

Aparte, yo mando y muevo a esta aspiradora satelital con mis hilos negros, para que controle y espíe a toda la gente que pueda en los pantanos, y me reporten mayores ganancias.

Y así se retiraron los dos, continuando su camino.

 

(Narrador toca la armònica)

 

Sin perder ni un minuto, Erdogán pegó un salto desde el banco de aquella plaza en donde estaba sentado y se entusiasmó. Emprendió camino por la calle que le había indicado la Aspiradora, hasta que divisó la vieja casona abandonada. Y allí, en el umbral de la casona, la vio a lo lejos: resplandeciente, roja intensa, con un aroma penetrante que llegaba hasta su nariz. ¡Era la Rosa del Desierto!

El corazón de Erdogàn comenzó a latir tan fuerte que el chaleco espacial se le separaba del pecho y no sabìa si reír o llorar: toc, toc, toc, toc, toc, le latìa (narrador hace gesto con la mano y onomatopeya).

Sin pensarlo ni un solo minuto, tomò carrera, se abalanzò sobre la Rosa y la arrancó de raíz guardandolá bien tapada en un frasco de vidrio.

-¡Què suerte, pero què suerte que tuve de encontrar esta hermosa Rosa! gritò; -ahora voy a poder regresar al Jardín Resplandeciente con la misión cumplida, y Luz Mayor va a estar orgulloso de mì!, y arrancò la Rosa de raíz, guardándola bien tapada en un frasco de vidrio.

Regresando a su nave interestelar, mientras hacìa planes a futuro imaginando en què lugar del Jardìn Resplandeciente plantarìa la Rosa, decidió acostarse a descansar debajo de un árbol, con la Rosa a su lado. Y no pasaron dos horas de su sueño, cuando despertó y la Rosa…la Rosa ya no estaba; había desaparecido.

-¿Pero còmo pudo haber sido posible esto, si la dejè bien guardada?- se preguntaba; - ¡justo a mì me tuvo que pasar!, y llorò…llorò amargamente.

La tarde caìa y al cabo de un largo rato, decepcionado y sin saber què hacer, vio a lo lejos acercarse por el aire algo que parecía una luz, una luz incandescente y de brillo intenso: era una vieja luciérnaga danzarina y alegre.

-¿Què le anda pasando, mi buen amigo, que se lo ve tan triste?, le preguntò la luciérnaga.

-¿Còmo dice?

-Que què le anda pasando con tanta tristeza…

-Pasa que me desapareció algo muy valioso que tenía guardado ¿Y usted quièn es?

-Eh…Soy una “luciérnaga telescopical”, y estaba yendo rumbo a un ensayo con mi grupo de amigos, eh…¿pero què es lo que se le perdió?

-Vengo de un Jardìn Resplandeciente y se me termina de perder la Rosa del Desierto.

-¡Ah…!, la Rosa –exclamò la sabia luciérnaga; -la querida, perfumada y dulce Rosa…¡pero sì, hombre!, ¡hubiera empezado por ahì…! Yo le voy a hacer un gran regalo para que, cada vez que usted pierda la Rosa aquí en el Pantano Triangular, pueda recuperarla y guardarla en su corazón hasta que se encariñe y ya no la pierda nunca más.

Pero hay algo que usted debe saber: no va a poder volver al bello Jardìn de donde viene hasta que no haya aprendido todas las lecciones que debe usted aprender en este Pantano Triangular Sur, de la gente que vive aquí.

Y asì fue que la sabia luciérnaga sacò de su bolso un colorido y despreocupado “Pájaro pez tijera” (Narrador hace al pájaro con las manos y onomatopeya), para que Erdogàn lo alimentara y cuidara, y este pajarito buscaba la Rosa, volando con sus alas brillosas y escamadas, y le devolvía la Rosa cada vez que la perdía.

Erdogán regaba y cuidaba de la Rosa día y noche, hasta que un buen dìa, cuando Erdogàn aprendiò todas las lecciones en el Pantano Triangular, pudo finalmente volver a su Jardìn con la Rosa de Desierto.-

 

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