La
posición obsesiva, la anulación del deseo del otro y la reducción a la demanda
En la posición obsesiva se reduce el deseo (tanto
propio como del otro) a la demanda, y así todo es necesidad que debe ser
cumplida por el yo, con el peso de la obligación que implica una necesidad.
Todo lo que hace el sujeto es necesario y le llega al modo de una orden o
imperativo ante lo cual entiende que no queda más alternativa que satisfacerlo,
obedecerlo y cumplirlo.
Así se obstaculiza la posibilidad de sostener una
pregunta más allá de lo considerado “necesario”, es decir, una pregunta
respecto del amor y el deseo. (Jorge Fascendini, Fantasma, pág.103)
Yo he ocupado mucho dicha posición obsesiva, como una
identificación de esa misma posición sostenida por mi madre. En esa represión
al deseo propio y ajeno, interponiendo demandas, subyace una degradación del
propio sujeto como objeto amado, que mi mamá sufrió por parte de mi abuela, y
yo por parte de mi padre, generando también un alto superyó.
Acerca
de la circulación del falo y del exceso de castración
La gran problemática mía para prosperar con mis parejas
o grupos humanos, fue mi obstaculización para hacer circular el falo, producto
del exceso de castración de mi madre hacia mí. Esta obstaculización se
caracteriza por la dificultad para aceptar el deseo del otro, y está marcada
por la falta de la corriente tierna y sensual de la libido unidas, no unificadas
por mi madre hacia mí. También contribuyó a mis fracasos en ciertos vínculos,
el narcicismo generado por la introversión de mi libido al no encontrar en mi
mamá y mi papá objetos aptos y accesibles de amor. Y el otro factor para dichos
fracasos fue la creación de mi ideal del yo como un niño muy autosuficiente,
por los estímulos de mi madre, en parte muy buenos para no caer en la creencia
y posición de “niño despreciable”, que mi padre biológico sintió hacia mí.
En el caso de mis ex novias, con todas ocurrió el mismo
proceso previo a las rupturas: yo impedí la circulación del falo, anulé sus
deseos y así ellas gradualmente perdían su interés en mí hasta terminar en la
ruptura. Fue por eso que Melania se negó a viajar conmigo a La Rioja o Europa,
y ni siquiera me acompañaba o recibía en la terminal de ómnibus, o ni se
interesaba por mis experiencias en cada viaje. Igual que con la edición de mis
libros, dado que previamente sí me había acompañado con mis shows en vivo, sin
sentirse retribuída después por mí ante sus demandas, deseos, etc. Y con
Xiomara y Sonsoles ocurrió exactamente lo mismo.
Esta marcha ciega que yo realicé con mis ex novias y
grupos, tuvo como fundamento mi narcisismo generado por la retracción de mi
libido sobre mis fantasías y mi propio yo, producto del abandono de mi padre, y
de que cuando deseaba volcarla hacia afuera, no encontraba suficientemente objetos
de amor aptos y accesibles en mi mamá y en mi papá, siendo yo infante. Por esta
razón es que fui desde niño grandemente fantaseoso y soñador, y a mis deseos
amorosos con mujeres los desarrollaba platónicamente en mis fantasías, pero
fracasaban en la realidad cuando realizaba los acercamientos a ellas, sumado a
mis inhibiciones por la falta de los “títulos de virilidad en el bolsillo”, que
mi padre biológico no permitió con su ausencia.
Con mi nueva pareja, debo generar un espíritu de
interacción multiplicador, que sume entusiasmo y fluidez de los deseos mutuos,
como el que en un principio asomó con Sofía y no supe sostener. Debo permitir
una constante circulación del falo y el deseo de mi novia.
Aún logrando generar una pareja distanciada, con un
vínculo de un día por semana, y pudiendo sostener una vida sexual intensa
cogiendo con otras mujeres, a la par de la crianza de mi hijo, el cumplimiento
de mi trabajo y la creatividad artística, las múltiples relaciones sexuales
implican un desgaste que puede perjudicarme directamente la salud, y
obstaculizarme esos otros objetivos de mi vida. La clave pasa por sublimar y
disminuir la intensidad de las relaciones sexuales, destinando mi tiempo y
energía a otras actividades.
Aparte, los vínculos sexuales con mujeres me
demostraron que casi con ninguna de ellas logré sostener una amistad a largo
plazo, sino que con la mayoría tuve cortes conflictivos. Y uno de los grandes
objetivos que tengo en mi vida es justamente lograr mantener relaciones amistosas
con gente en general, en forma estable y a largo plazo.
En la raíz de mi narcisismo se encuentran:
1)
La falta de los “títulos de virilidad en el
bolsillo” que mi padre biológico no permitió
2)
La insuficiencia de los objetos de amor de
mi mamá y mi papá Gustavo, que produjo que yo retrotrajera mi libido sobre mí
mismo, al no poder volcarla lo suficiente en ellos.
Como consecuencia de estas dos causas, durante toda mi
vida yo regredí mi libido sobre mí mismo, siendo un gran fantaseador, por
ejemplo, sin aprender las habilidades para volcarla sobre diferentes personas.
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