jueves, 9 de agosto de 2012

Y LA PARCA VA

Volviste en sí después de la brutal ceguera
dedos rojos en la pared
te recordaron los restos del torbellino.

Qué sombra, qué espirales, qué desvelo.
El alivio llano
tras veinte meses en la cloaca.
Las quemaduras y las amenazas
ahora son como inocentes navajas
pero del otro lado del valle.

Vos estás, atraviesas, pagas caro
los minutos ciegos.
Ya no más la doble personalidad endiablada de él
ante los invitados los espejos.
Un trágico error de cálculo suyo y su confianza.

Es el acantilado al borde de la ley.
Nunca más volver al jardincito del fondo
desde que los yuyos y la cal
crecieron en su pecho.

Abismo entreabierto y tan de repente
esa instintiva densa filosa noche.-

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