LIBRO "LA CURA PSICOLOGICA DE LA NEUROSIS DE IRINEO CROPOSKY (SUS AUTOANALISIS Y TERAPIAS)" - MATIAS CASTAGNINO
De
cómo me vi obligado a cambiar las actividades y procesos creativos en mi vida,
para desarticular mi neurosis. La intensidad obsesiva en algunas actividades
La sublimación de mis pulsiones y libido mediante
juegos diversos fue una constante en mi vida desde mi primer infancia, por
ejemplo con juguetes, insectos, lecturas, escritura, instrumentos musicales,
etc. y las fantasías generadas con estos juegos, también. Desde mi
adolescencia, a los trece años y hasta comenzar a psicoanalizarme seriamente a
mis treintaisiete años, yo tuve el hábito y conductas de volcar mi libido a
creaciones intelectuales y artísticas tales como la composición de canciones,
la escritura de literatura, la lectura, el estudio de las Ciencias Económicas, etc., sin
realizar ningún trabajo psicoanalítico ni autoanalítico específico para la cura
de mi neurosis, sino a partir de mis treintaitres años (sobre todo con mi
formación teórica psicológica). Esto produjo que las actividades creativas
artísticas, actuaran en parte como satisfacciones sustitutivas de otros
síntomas míos.
Si bien yo volcaba mi libido hacia el exterior, lo
hacía hacia objetos inanimados en mucha mayor medida que hacia las personas,
porque en mi hogar no encontraba en mi madre ni en mi padre objetos de amor
aptos y accesibles, ya que ellos no se predisponían a abrirse más hacia mí,
jugar más conmigo, realizar actividades exclusivas conmigo, etc. Estas
conductas y mecanismo de regredir mi libido hacia mi propio yo, produjo que yo
desarrollara mucho las fantasías (tanto bellas como oscuras) y la imaginación,
pero sin las habilidades para volcar dicha energía fluidamente en la gente, y
sin medir mejor los procedimientos y complejidades para que determinados
proyectos que yo imaginaba entusiastamente, tuvieran éxito y funcionaran en la
realidad. Así, estas actividades quedaban a medio hacer, sin cumplir bien su
finalidad. Por ejemplo, de las muchas invenciones que yo hacía construyendo
artefactos y desarmando juguetes para construir otros, por la complejidad que
estos nuevos artefactos requerían y me superaba para su funcionamiento, yo
terminaba abandonando esa inventiva y dejando dichos armados sin finalizarlos. Y
no contaba con el apoyo de mi padre para que me asistiera. La construcción de
lanchas a motor, reutilizando los motorcitos a pila de autos o robots, son un ejemplo
de esto. La adaptación de dichos motores, más la estabilidad necesaria de las
lanchas, más el cálculo del peso para que no se hundieran, y de la hidráulica
para que se propulsaran, eran sumas de actividades demasiado complejas que yo
no dominaba, abandonando mis sueños a medio camino. A estas conductas y
frustraciones con mis proyectos, las mantengo en parte al día de hoy, sin
lograr profundidad ni efectividad en diferentes actividades y sueños. Por
ejemplo con la masividad de mi arte, o el ejercicio de mi profesión de abogado,
ni ciertas tareas en mi trabajo en el Ministerio. Existe un nivel de desfasaje
parcial en mi vida, entre lo imaginado y lo concretado en la realidad,
consiguiendo parcialmente mis objetivos. Y esto producto de calcular mal mi libido
en las fantasías, volcada luego sobre objetos externos.
Otro mecanismo muy perjudicial de mis conductas es el
de realizar actividades para lograr mis sueños obsesiva y compulsivamente,
focalizando demasiado mi libido en ellos, sin diversificarla en otros objetos
paralelos que me vitalizarían, renovarían, etc. Estas mismas obsesiones son las
que me hicieron seguir una marcha ciega, descuidando a mis parejas hasta
perderlas. Claramente detrás de dichas compulsiones se esconde la
identificación con el narcicismo generado en mí por mi madre y sus exigencias
perfeccionistas altas, y puede existir una identificación con el goce de la
escena de mi padre copulando con mi madre, identificándome yo con él, y los
altos niveles de intensidad sexual en esas copulaciones, y mi madre cediendo
ante él. Esta misma cesión de mi madre es la que yo busco masajeando a Sofía
estando separados, porque me produce placer y el beneficio secundario de la
ternura y afectividad en el vínculo, evitando la frialdad y el odio ante
nuestro hijo y entre nosotros (sería un “saber hacer con mi síntoma”, siempre
que exista cierto consentimiento por parte de Sofía).
Sobre
mis identificaciones con mi madre, el trastorno hacia lo contrario y el nuevo
estilo de noviazgo que pretendo
Una de las razones del fracaso de cada noviazgo mío fue
mi identificación con la crueldad, el desprecio y la presión que tuvo mi madre
hacia mí durante mi crianza. A estos dolores que padecí durante toda mi
infancia y pubertad, hasta liberarme más en mi adolescencia y adultez, busqué
de descargarlos con cada pareja mía identificándome con esa figura hostil de mi
madre, y realizando para eso el destino de las pulsiones del “trastorno hacia
lo contrario”. Naturalmente, con cada una de ellas terminó el vínculo mal, dado
que ninguna toleró demasiado esa posición pasiva y hostilizada a las que yo
pretendí reducirlas, identificándolas con mi propia figura padeciente que sufrí
durante mi infancia.
Esta identificación mía con mi madre también se
manifiesta en repetir la actitud que ella tuvo conmigo desde niño en “ayudarme
sólo al comienzo de algunas actividades”, pero no proveer su apoyo necesario
con posterioridad, exponiéndome a peligros y dificultades ya desde mi infancia.
Y a esta identificación la realizo, entre otros hechos, con ciertas parejas con
las que apunto a iniciar una relación, y después me distancio u obstaculizo el
vínculo para terminarlo. Con la crianza de mi hijo David debo luchar para no
caer yo en esas conductas desprotectorias. El estado de una vinculación
armoniosa, constante y duradera con mi hijo, con una nueva novia, con Sofía o
con mi madre, debe ser algo natural y fluído, al igual que con mi jefe y
compañeros del trabajo.
El nuevo estilo de noviazgo que pretendo es muy
flexible y libre en cuanto a los tiempos y actividades, priorizando siempre la
crianza de mi hijo. Por ejemplo una novia con encuentros semanales o
quincenales, al menos hasta que mi hijo sea bastante más grande.
Yo cometo el error de buscar una pareja demasiado
simétrica conmigo, en sus hábitos, estructura familiar, gustos, etc., sabiendo
que una novia con un estilo muy diferente al mío se presta para conflictos y
desunión. Así me sucedió con mi ex Sonsoles, quien era una mujer demasiado
activa y ansiosa, lo que produjo que yo decidiera rechazar sus propuestas de
salidas, siendo esto (entre otras causas) lo que llevó a la ruptura. Contrariamente
a esas asimetrías, me sucedió con una mujer llamada Celeste, que a pesar de
sintonizar muy bien en los estilos de vida y gustos, hubo un rechazo de su
parte ante el primer encuentro que mantuvimos en el banco de una plaza, como
clara manifestación de su neurosis histérica y falta de aceptación de su
castración, narcisismo excesivo e ideal del yo, no siendo capaz de tolerar
supuestas “fallas” mías, o discordancias con lo que se había imaginado
previamente que yo era como persona, con las comunicaciones que mantuvimos en
la redes sociales. Con lo cual concluyo que la solución para formar una pareja
duradera, debería estar en el punto medio entre las simetrías, las asimetrías y
la sanidad psicológica de la mujer que pretendo.
Acerca
de mis estados de fe durante la cura
Después de varias semanas de altibajos emocionales, en
los que atravieso angustias y llantos recordando momentos tristes de mi primer
infancia, recién hoy, día once de mayo de 2021, logro sentirme con un mayor
nivel de fe, como el de hace siete meses atrás, antes que surgieran los percances en la obra de ampliación del ex hogar familiar, con sus síntomas correspondientes. Calculo que esto ocurre por la
acumulación de sucesos bellos, y discierno qué clases de conductas y vínculos
me influyen positivamente, al menos en lo inmediato.
Todo comenzó durante el día de ayer, cuando busqué a mi
hijo en el jardín y jugué con él en mi hogar. Luego de dejarlo con su madre,
regresé a mi hogar y mantuve una llamada con mi amigo Pablo. Después me vinieron
hermosos recuerdos de los recitales de Serú Girán y Fito Páez, en el año 1992 y
1993, que me lanzaron de lleno a mi oficio de músico. Ya durante el día de hoy,
asistí a mi trabajo en el Ministerio de Agricultura, me compré un libro sobre
parejas, mantuve buena comunicación con mis compañeros, contacté a diferentes
radios y medios de Perú y Colombia por las redes, me comuniqué por teléfono con
mi hijo, mi madre, y con mensajes con mi amigo Javier, y termino finalmente el
día con la fe bien en alto.
A pesar de haber dormido entrecortado la noche de ayer
por cierto entusiasmo, a esta fe creciente la experimento sin sentir ansias.
Debo mencionar tres hechos positivos que me pueden haber sumado buena energía
en el día de hoy:
1)
Decidí no dejarle el regalo de cumpleaños
de mi mamá al portero del edificio, sino dárselo a ella en mano (justo se
encontraba ausente)
2)
Decidí acercarme a mi jefe laboral para
hacerle una consulta sobre un expediente, demostrándole interés en mi trabajo,
y esto sin conflictos, como otras veces
3)
Logré realizar mis labores en la oficina
sin sentir migrañas en mi hogar al regresar
A todo el trabajo de duelo que vengo haciendo, se le
suma negativamente todos los cambios y alteraciones que produce la pandemia del
Covid 19, que me genera mayor soledad y estancamiento, si no me administro las
actividades, tiempos, energía, etc.
Desde que comencé las terapias de psicoanálisis hace
cinco meses, le dedico mucho tiempo al autoanálisis escrito y pasado a mi P.C.,
para editarlos en un nuevo libro. Yo no creo que el mismo autoanálisis y
transferencia me produzcan las angustias que padezco semanalmente con llantos,
sino por el contrario, comprendo que esos estados oscuros ocurren por estar
realizando el trabajo de duelo, y quitando parte por parte mi libido depositada
en mi padre como objeto, desde que nací. Esta fijación al objeto que significó
mi papá, que generó fantasías oscuras toda mi vida como desplazamientos
libidinales hacia él, ocurre hacia el lado negro de lo que sembró mi padre en
mí, con sus desprecios y hostilidades, y al trauma del temor a que asesine a mi
madre y a mí. El espíritu generado por él en mí es el de las preocupaciones, pérdida
de fe, complicaciones ante situaciones simples, falta de autoestima, que en
situaciones extremas ha rozado la desesperación o pánico, como por ejemplo
frente a los percances de la obra de ampliación del ex hogar proveído por mí a
mi hijo y su madre; o siendo niño cuando me extraviaba en el centro de mi
ciudad viajando solo y enviado por mi madre a las prácticas de hockey. Claramente
mi duelo autoimpuesto hacia mi padre consistió primero en “matarlo”
físicamente, al alejarme definitivamente de él y no frecuentarlo ya nunca más,
cuando lo reencontré a mis diecinueve años. Y luego en “matarlo” psíquicamente,
desarticulando y haciendo concientes las marcas qué él dejó en mí. Y uno de los
puntos más importantes fue no proyectar con los temores inconcientes la figura
mala de mi padre en otras personas o situaciones, ni convocar a los malos
espíritus de las complicaciones y obstáculos por medio de las fantasías negras
que remiten a él.
Paralelamente, mi mamá tomada como objeto libidinal de
amor por mí, suele cumplir la función de alejar esas fantasías y espíritus
negros, con múltiples estímulos, ayudas económicas y consejos que me brinda.
Por eso, mi trabajo de duelo consiste en desarticular
las emociones y recuerdos inconcientes negros generados por mi padre, que los
reprimí muy bien toda mi vida, hasta que mis síntomas hicieron insostenible
dicha represión, como así también mis deseos incumplidos.
A la vez, compruebo que lograr una mayor fe, no siempre
depende de la cercanía de mi hijo y su vínculo conmigo, sino por el contrario,
esta aumenta a veces estando yo solo y realizando actividades creativas
placenteras como escribir, hacer música, contactar medios de difusión, llamar a
amigos, etc.
A dicho estado de mayor fe lo consigo con varios puntos
de apoyo que puedo alternarlos según los días, y éstos son:
1)
Las visitas a mi hijo y su madre
2)
Mis autoanálisis, estudio de la psicología,
creatividad artística y difusión de mi arte
3)
Las comunicaciones con mi madre y amigos
4)
La asistencia a mi trabajo
(Matías Castagnino)
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