jueves, 15 de abril de 2021


 

ENGENDRARE AL FIRMAMENTO EN CANCIONES

La mañana me envuelve con su manto frío de apenas al nacer,

y la quietud desmayada de un crepúsculo encandila tibiamente los

ojos. Es que el amanecer ya derramó su tintura en los cielos.

 

Allá una orilla que supo de inundaciones e inmigrantes,

y su cabellera turbulenta siempre allá. Acá mi chispa que empieza

a desvirtuar su trayecto en el aire, cuando fluja y refluja el infinito

mar de vibraciones que la rodea.

 

Gentes cruzan y pasan en su maratón esquizoide por la urbe,

programados todos para tapar agujeros cuando, a la vez,

otros nuevos se hacen. Eso que el día recién destapa su hermoso

sexo virginal, cuando ellos lo dan por perdido.

 

Ella destella vagabunda entre gladiadores con pies de arena,

que luchan insaciables contra agujas que no pararán jamás.

Quizás algún día retrocedan solas. Ellos se desmoronan con

cualquier ventisca porque sólo eso es el tiempo, arena…

 

Acá, números en verdad, que perfilan como dardos al vacío.

Lágrimas detrás no cesando de caer del manantial y su espera.

Quiero yo beber toda tu lactancia de madre inmutable,

de niño que juega despreocupado de la muerte en su fantasía,

pronta a deshacerse con los años; de loco con su lata que es

mucho más que un perro, de jardín que cambia en instantes su

fachada hasta florecer y secarse y así…eternamente.

 

Pienso en engendrar todo el firmamento en canciones

ya que un suspiro entró por la ventana, acariciando mi rostro,

desvaneciéndose en entrecortadas imágenes, que solas se

acomodarán al juntarse.-

Matías Castagnino 


ESTOY INTENTANDO BRINDARLE A MI HIJO (LA CASA INAGOTABLE)

 

Estoy buscando y encontrando a medias las claves

para hacerle lo más liviano posible el pasaje a mi hijo

por esta cárcel alienante de la ciudad y del sistema,

lo alienante de la educación formal y del trabajo en

relación de dependencia.

Las luchas diarias para que el sueño de crear y dar mi arte

no se vuelva una pieza de museo, cuando la rutina,

la dispersión y el cansancio nos muerden los talones.

 

Estoy intentando darle a mi hijo mucho de lo que no

recibí de mis padres, ciudándolo de las sombras variadas

como quien contempla el amanecer frente al mar.

Las sombras de la pantalla hipnotizante, las fauces del

aislamiento traidor, las arenas movedizas de un mundo

viejo sin caridad ni filo celestial.

 

Confío en que todos estos movimientos luminosos

hacia el pequeñito y su madre, van a producir más

brillo que ácido, volcándonos también hacia la hueste

de los que trenzamos una conciencia de grupo generadora

del sustento vital y de la casa inagotable.-

Matías Castagnino 


ALGUNAS NEUROSIS JUNTO A MI NOVIA ODESSA

Cada vez que nos sacábamos de nuestras propias trincheras

de aislamiento, enseguida le pasábamos la cuenta al otro

con una guerra bastante álgida: o buscar pelos en la sopa

para estallar; o provocar con actitudes, etc.

 

Yo pretendía inconcientemente generar una pausa, un vacío,

un espíritu neutro y sin interacción con Odessa durante mi

aislamiento. Como pretender invisibilizarla para no verme

afectado por ella y amenazado ante la salida de mi trinchera

cueva, donde me sentía protegido.

 

Tus escaladas de violencia son la impotencia interna de no

sentirte comprendida, con la reactividad que eso produce en

vos. Sentir que no comprendo que ante supuestos aislamientos

o rechazos mìos, te ves nuevamente amenazada como cuando

eras niña, a quedarte abandonada por tu padre que viajaba o

por tu madre que nunca maternizò bien con vos, tratándote como

a una adulta cuando apenas eras una piba.

 

Al fin de cuentas creo que nos buscamos para contrarrestar nuestras

pulsiones de muerte o Tanatos, que son muertes muy especìficas,

Y nuestro organismo defendiéndose contra todas las amenazas de

muerte que no sea la que nos corresponde.

Yo te desviaba de tu pulsión de muerte natural (tu apego al trabajo),

y vos de la mìa (mi aislamiento), pero a costa de que Tanatos reaccionara

con agresión por ya no poder matarnos, y exponernos a lo nuevo

que cada uno nos proponíamos al otro.

 

Se trata de tolerar los embates mutuos de nuestros inconcientes,

que se turnan como en una guerrita para expresar lo mucho

que nos marcaron las parejas anteriores, el temor al abandono;

los descuidos de nuestros padres.

 

A veces me pone mal pensar que nuestro hijito estè viviendo

quizás con nuestras peleas, situaciones màs hostiles que los

niños refugiados o sometidos a la inmigración ilegal, que al

menos cuentan con el amor de sus padres.-

Matías Castagnino 


YENDO EN SENTIDO CONTRARIO A MI AGUJERO NEGRO

Mi agujero negro succionador fue el aislamiento social,

desde niño siempre ahí, u otras miserias derivadas de esa

cloaca, como la soberbia, la comodidad o la desconfianza.

La espera a que regresara mi madre del trabajo, o a recuperar

a un padre que de a poco se iba perdiendo, o la evitación

de la conflictividad entre ellos, fueron el caldo de cultivo

del pozo negro.

 

Muchos de los encuentros evitados con el prójimo, reemplazados

por una creatividad solitaria, no hicieron más que acrecentar los

canales de la muerte callada.

Todo camino en la dirección del agujero negro permitió un

beneficio secundario de lo más escaso y consumidor: invertir

mil de esfuerzo para obtener tres de ganancia, y el tiempo de

vida que se acababa mientras continuábamos empantanados.

 

Eso fue mi vida durante un largo período: la suma de titánicos esfuerzos

cosechando frutos mínimos; los errores de cálculo que nos dejaban

con los “premios consuelo” y la bastante mezquina ganancia

residual.

 

Llegaron distintas y menores las luces esperadas de la fama, o del título

universitario o de amores más idílicos en pareja.

El obstáculo siempre fue ese hueco, y los días que nos quedan

por delante tendrán sentido en la dirección diametralmente opuesta.-

Matías Castagnino 


DEL INTRINCADO DESENCADENAMIENTO QUE PRODUJO EN MI VIDA CORTAR LAZOS CON MI PADRE

Mi padre decidió volcarse para el lado de las sombras, y yo nunca màs lo vi.

De niño tenía la angustia de que los demás no comprendìan mi desesperación

ante los conflictos y divorcio de mis padres.

Una de las secuelas que dejó el doloroso divorcio de mis padres, por culpa de

mi papà, fue la dificultad para confiar en otros hombres a nivel de amistad

fluida, con los códigos de lealtad, solidaridad, preocupación por el otro,

soltura en las bromas…todas enseñanzas que me faltaron de mi padre.

 

Yo sentía como un desinterés en profundizar la amistad con cualquier persona;

quizás prejuzgando que como ya me había traicionado mi padre de pequeño,

iba a correr con igual suerte con quienquiera que echara raíces.

La sensación era la de estar en desventaja frente a otros hombres que habían

tenido la crianza de su padre, con esa sabiduría y comprensión que sòlo un

papà puede transmitir.

Me faltò el “venì hijo, descansà en papà y despreocupate que te cuido”.

Toda esa nebulosa que se generò en mì, de no poder manejar los códigos de

la confianza entre padre e hijo, por no ser mi padre de crianza mi padre biológico.

Aquèl tuvo una mayor rigidez en la educación hacia mì que hacia sus hijos

hombres de sangre.

 

Con casi todos los jefes tuve un vìnculo conflictivo y rebelde. Es evidente

que se debió a la falta de lìmites que no tuve de mi propio padre, y a prevenirme

de su irresponsabilidad y perniciòn, desarrollando un espíritu crìtico hacia

la autoridad.

Las fallas de la realidad me esperaban crueles ya desde antes de nacer, y ahì

surgió el valor al que me dispuse para nacer con vida y enfrentar una realidad

hostil y de carencias paternas. Nacì guerrero.

 

Seguimos el camino de la vida tres almas, comandados por mi madre y

embarcados a tormentas mucho menores.

Aprendì que existen determinadas personas a las que no es bueno a cercarse

ni por compasión, y que esa es la mejor manera de ayudarlos.

A veces me pregunto por el precio que deberè pagar por evitar el mal mayor

de frecuentar a mi padre, y si hay manera de suprimir el mal residual de esa

distancia, en esta vida.-

Matías Castagnino 

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